
Ocupamos la plaza de Güemes porque el día soleado y fue un taller donde cada mamá compartió experiencias e inquietudes respecto de sus relaciones en los distintos niveles.
El tema de la discriminación sufrida y ejercida resultó recurrente.
Rosa ofreció la dinámica de “El Ciego y el Lazarillo” en la que cada mujer tuvo la experiencia de ayudar y ser ayudada, guiar y dejarse guiar, confiar y ser confiable.
La consigna era que todas tenían que registrar las diferentes sensaciones que la experiencia de los distintos roles les generaba.
Luego reflexionamos y debatimos sobre esto, trayendo a colación y asociando experiencias de la vida cotidiana.
Gracias a Rosa Gigena y Asociación Nueva Vida!!!
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